La experiencia Erasmus es algo que siempre recomendaré a todo el mundo. Durante mi estancia he tenido vivencias y experiencias que podría haber tardado años en adquirir. Por supuesto ha habido cosas buenas y cosas no tan buenas. Empezaré con la parte negativa que es la más breve. A nivel académico la universidad de la West Attica deja mucho que desear, los erasmus en el departamento de fotografía fuimos rechazados en muchas asignaturas por opiniones personales de los profesores y tuvimos que cambiar todo el Learning Agreement. Por otra parte, no todos, pero la gran mayoría de profesores no hablaban inglés ni daban facilidades para seguir la asignatura.
Por otra parte, el ambiente de la universidad fue muy enriquecedor, todos los alumnos estaban dispuestos a ayudarnos y a enseñarnos la ciudad, invitarnos a sus planes. También tuve profesores que se implican personalmente para que aprendiéramos estrategias que pudiésemos aplicar a nuestros trabajos personales.
Atenas es una ciudad maravillosa repleta de monumentos y vida, explorar las ruinas, iglesias, visitar las playas, los bares… Uno de los aspectos que más me gustó de esta ciudad fue que combina la tradición como tabernas típicas, conciertos de música tradicional (de los que se sienten muy orgullosos) con el escenario más punk, underground con muchísimos edificios, bares, teatros autogestionados. Por otro lado, la comida es deliciosa, variada y barata.
El mayor inconveniente de Grecia es el idioma, muy diferente al nuestro. Pero para mi agrado prácticamente todo el mundo habla inglés y cuando aprendes algo de griego les hace mucha ilusión. Además, vivir en Atenas me permitió viajar por las islas griegas muy barato.
El año que he pasado de Erasmus lo puedo considerar el mejor año de mi vida de momento. He madurado, he aprendido a compartir piso, administrar mi dinero y tiempo. También, he mejorado infinitamente en inglés y he conocido a gente de todo el mundo. El Erasmus es una experiencia necesaria para todos.