Alejandra Lalane y Laura Villoria, Prácticas Erasmus de Fotografía en Berlín

Relato de la experiencia Erasmus de Ali y Laura en Safelight Berlin.

Cuando nos planteamos la posibilidad de realizar unas prácticas Erasmus tras acabar el ciclo, el primer paso fue escribir a la empresa. Safelight Berlin, que es un laboratorio de fotografía analógica conocido a nivel internacional que tanto Ali como Laura conocíamos por su página web y redes sociales, y es respetado por sus homólogos locales, nacionales e internacionales como Contado Pierde, La Peliculera, Carmencita Lab, etc.

Les contactamos de una manera muy casual: les escribimos un mensaje privado en Instagram, continuando la conversación por email hasta crear un acuerdo académico y económico (además de un seguro de responsabilidad civil) con la ayuda de Juan Manuel Fernández, nuestro profesor de inglés en el momento y coordinador Erasmus. Hay que tener en cuenta que la ayuda Erasmus bajo ningún concepto cubre las necesidades básicas: incluso viajando a un país con un nivel de vida similar al de España, la ayuda es un complemento, y no una cobertura para los gastos esenciales.

En Alemania hay que considerar que el poder adquisitivo general es superior al de España, y aunque depende siempre de muchos factores, en las principales ciudades como Berlín, Hamburgo y otras ciudades al sur como Frankfurt el mercado inmobiliario está más complicado aún que la media. En nuestro caso, y teniendo en cuenta que necesitábamos algo temporal, hemos recurrido al subarriendo para poder firmar un contrato de alquiler de corto plazo. En Alemania es legal subarrendar la vivienda (al contrario que en España) y por esto es muy común durante periodos vacacionales de un mes, o incluso una semana. En este sentido, estuvimos en un piso durante el primer mes (de Junio a Julio) y el resto del tiempo en un piso más céntrico, en la zona de Friedrichshain. Como transporte utilizamos el Sbahn y el Ubahn (los equivalentes al cercanías y al metro) pero rápidamente alquilamos unas bicicletas mensuales. Cabe destacar que el transporte público es más eficiente, pero es bastante más caro.

En el laboratorio hemos experimentado la parte rutinaria de un negocio fijo: el horario de apertura coincide más o menos en el horario de trabajo, el ambiente es internacional (la mayoría de los empleados proviene de otros países  y se habla en inglés para trabajar) y hemos podido ver cómo la relación con los clientes crea cierto networking o relaciones sociales – laborales. También las exposiciones o actividades más informales organizadas por Safelight contribuyen a crear comunidad alrededor de la fotografía.

Como estudiantes de fotografía, nuestra experiencia Erasmus ha supuesto un gran cambio de perspectiva en cuanto a muchas cosas a nivel personal y profesional. Hemos podido comprobar que existe una comunidad con sensibilidad artística por la fotografía analógica, y tener la oportunidad de experimentarlo de primera mano es un privilegio.

Por otro lado, no sólo hemos aprendido muchísimo con respecto a la profesión que nos han enseñado nuestros compañeros del laboratorio analógico en el que hemos estado trabajando, sino que también hemos tenido la oportunidad de sumergirnos en la cultura de una ciudad tan diversa como Berlín.
Creemos que la experiencia de realizar un Erasmus de prácticas puede ser muy enriquecedora para aquellas personas que tengan esta gran oportunidad.