Lucía Rodríguez de Escaparatismo de Erasmus en Brescia

La Accademia di Belle Arti Santa Giulia es la institución en la que Lucía, de Escaparatismo, ha realizado su movilidad Erasmus+. Aquí nos cuenta sus impresiones.

Estación de tren

Yo siempre quise estudiar fuera de Madrid para saber lo que es cambiar de aire, independizarme y conocer otras formas de vida, así que cuando me enteré de que era posible irme de Erasmus, fui directa a ello.

Tras todo el papeleo y decidir que me iba a Brescia (Lombardía, Italia) como Erasmus, sentí una mezcla de emociones: un orgullo enorme, muchas ganas de viajar y conocer mundo y una felicidad enorme, pero también me invadía el cuerpo una sensación de miedo por adentrarme en la típica aventura Erasmus, allí, sola.

Castello de Brescia

Todo eso cambió nada más llegar al piso de estudiantes, el  cuál compartía con una estudiante de diseño soriana y un italiano (del sur) que trabajaba en la ciudad. Cuando estaba desempaquetando todas mis cosas, pensé en si me sería difícil hacer amigos, conocer gente nueva, conocer el idioma y comunicarme, entender las clases… un lío, vamos, pero todo aquello se solucionó enseguida.

Metro

Esos primeros días donde te acostumbras a la vida allí, en los que te dedicas simplemente a llenar la nevera, a visitar la ciudad, conocer qué supermercados tienes cerca, intentar conocer a los Erasmus de la zona, los bares… fueron el inicio de lo que supe que iba a ser la experiencia de mi vida.

Sinceramente, vi que había una solución a cada problema con el paso de los días. El caso de conocer a gente con la que juntarme en Erasmus se resolvió el primerísimo día, donde me di cuenta de que todas (o prácticamente todas) las personas que comienzan este viaje están dispuestas a lo mismo: conocer gente nueva, viajar, reírte, salir de fiesta o simplemente ir todos juntos a clase y así sentirte acompañado, así que de un momento a otro conectamos todos y me sentí como en casa.

Bosque en Brescia

Además de todo ello, en cada ciudad hay grupos que ayudan a los Erasmus a adaptarse a esa vida, a conocer el lugar, darse a conocer, etc., preparando también muchísimos eventos internacionales, lo que hacía que realmente conocieras a personas de todo el mundo.

Al ‘problema’ del idioma también me acostumbré rápido: el propio programa Erasmus+ te ofrece un programa gratuito llamado OLS, en el que encuentras cursos de tu nivel (yo no tenía ni idea de italiano, por lo que yo llegué allí con un vago A1). Pero como todo, las cosas se aprenden con la práctica, así que al segundo mes ya vi que podía soltarme y chapurrear frases en italiano, además de entender como un 85% de todo lo que escuchaba, al ser tan parecido al nuestro.

Capitolium Brescia

El tema académico ha sido también uno de los que más ha marcado esta experiencia. Mi escuela de destino fue la Accademia di Belle Arti SantaGiulia.

Creo que ha sido todo un honor y una suerte el llegar a conocer el sistema educativo de otro país, el conocer otro tipo de enseñanzas, otros profesores, otra forma de vida muy alejada a la que has tenido siempre, que te hace realmente salir de tu zona de confort y ganar en experiencia y madurez. Por ejemplo, tener que enfrentarme a explicar mis ideas y proyectos en otro idioma. Los exámenes, estaban organizados de una manera completamente diferente. Consistían en una parte oral (o completamente oral si el examen era en asignaturas teóricas), más un proyecto final, que era el único valorado durante el curso. Nada de exámenes teóricos en los que memorizar y soltarlo todo, nada de evaluación continua…

Bicimia

El verdadero problema vino en febrero, con el Covid-19, adentrándose en Milán, muy cerca de la zona donde yo residía, lo que me obligó indirectamente a volverme a Madrid. Fue una pena y la verdad que me sentí bastante furiosa porque justo todo esto había pasado en mi año de Erasmus…

Por suerte, pasó el tiempo y pude seguir las clases de manera online al igual que todos los demás estudiantes, mis compañeros en Italia.

Duomo di Brescia

En resumen, aún con el Covid presente, estoy muy orgullosa y muy agradecida de haber podido vivir esta enorme experiencia, que te enseña tantas cosas sobre la vida y sobre ti mismo.

Por ello, espero que todo el que esté leyendo esto aluna vez pueda plantearse el irse de Erasmus, o simplemente piense en adentrarse en una aventura saliendo de su zona de confort.