Astor Barnes, de Ilustración, Erasmus en la University of West Bohemia

El relato de Astor tras haber disfrutado de su movilidad Erasmus en la Ladistav Sutnar Faculty en Pilsen (República Checa).

Sin duda este año el Erasmus ha sido una experiencia compleja y poco esperada.

El inicio del proceso, contactar con las escuelas y reunir la documentación, no fue difícil, aunque se me hizo largo tener que esperar la respuesta de las escuelas. Una vez se confirma el destino y los cursos a realizar, todo fluye y avanza sin problemas. Pilar, la coordinadora Erasmus, ayuda mucho en el proceso y gestiona muy eficientemente todo, está muy bien tenerla de contacto.

La University of West Bohemia tiene un sistema excelente de ayuda a los Erasmus recién llegados: el buddy system. Se te asigna un alumno local voluntario que se encarga de acompañarte y enseñarte tu sitio de hospedaje, la universidad, cualquier duda que tengas, alquileres… Es cierto que no todos tuvieron este apoyo, pero también entre los Erasmus nos ayudamos y compartimos la información. Además del buddy system la universidad cuenta con un grupo de estudiantes veteranos que organizan un montón de actividades muy interesantes y en grupo: viaje a Praga, visitar zonas naturales, cenas tradicionales, tour por pubs locales…

Otra ventaja de la República Checa es el transporte: no solo por el precio, sino por la calidad de sus trenes y buses.  Viajar tanto nacional como internacionalmente es súper fácil. En menos de 1 hora y por 4€ viajas a Praga, una de las capitales más hermosas de Europa.

Aparte de lo barato, y de lo preciosa que es la ciudad de Pilsen, la universidad es otro punto por el cual me decanté al escoger destino. Al llegar y poder trabajar en sus aulas lo corroboré.

El edificio de la Facultad Ladislav Sutnar está distribuido de una forma diáfana. Este tipo de arquitectura promueve que en el espacio se generen ambientes de trabajo muy variado entre las distintas disciplinas. Esta situación motiva y fomenta el interés hacia distintas técnicas y aprendizajes. Además de contar con esta maravillosa infraestructura y muchos y variados recursos, todo está disponible al alumno y son todo facilidades.

La única dificultad fue la barrera del idioma. Gran parte de la población en Pilsen no habla inglés, incluyendo algunos profesores, aunque no todos. Pese a esto y con la ayuda de traductores y compañeros de clase, pude enterarme de todo.

Por desgracia debido a la situación del Covid-19 no pude aprovechar mucho las instalaciones, aunque eso no me impidió conocer a otros estudiantes tanto locales como en movilidad Erasmus.

Creo que en otro año este viaje hubiese sido una experiencia muy enriquecedora y refrescante.