La alumna Valle Martín Perales ha pasado un semestre en la NABA (Nuova Accadmia di Belle Arti) de Milán y ha querido ilustrarnos su experiencia.

Cuando decidí irme de Erasmus ni me imaginé lo que se me venía encima, ahora desde Madrid hay tantas cosas que siento y que me llevo de esta experiencia que no sé ni por donde empezar, así que empezaré por el principio. El primer reto al hacer un Erasmus se encuentra en los preparativos, el trabajo administrativo: preparar tu portfolio, buscar la ciudad, universidad, casa y prepararte emocionalmente para lo que viene, todo este trabajo es necesario y es lo que hace que luego puedas disfrutar al máximo. En mi caso lo más difícil fue el alojamiento debido a que en Milán los apartamentos son, aparte de bastante caros, difíciles de encontrar. Básicamente el verano me lo pasé entre buscadores de alojamiento y, por fin, encontré un pisito cerca de la universidad.

He tenido el placer de asistir a la Nuova Accademia di Belle Arti, una escuela un poco particular se podría decir. Algunas asignaturas bastante distintas a las de Artediez, los profesores con los que he podido trabajar estos meses son muy buenos en su campo y si ves sus webs te quedas impresionada. Ya luego, el tema de la docencia y saber dar clase es un caso aparte que no todo el mundo lo sabe hacer, porque es independiente ser bueno diseñando que formando a otros, pero de todo se aprende.

Para mí, además de la experiencia educativa, lo más importante, y lo más bonito del Erasmus, es encontrarte en un lugar nuevo con miles de posibilidades, como viajar a otras ciudades, conocer más el país y sobretodo, conocer gente y vivir un montón de cosas nuevas con ellas. Yo tuve la suerte de que, a la hora de ponerme buscar piso, la NABA me proporcionó el correo de otros estudiantes Erasmus con los que, no encontré piso compartido, pero sí tener contacto antes de irme, lo que me dio la posibilidad de conocerlos. Son gente increíble con la que aún mantengo el contacto y con las que he vivido muchísimas cosas en estos cinco meses.

Aparte de todas las cosas vividas en Milán, pude disfrutar de Turín, Venecia, Verona, Como y Florencia con ellos y, la verdad es que es una gozada encontrarte con gente cuyas motivaciones e intereses y ganas de explorar se parecen tanto a las tuyas. Una recomendación que hago a quien esté pensando irse de Erasmus es, si puedes, intenta conocer gente que vaya al mismo sitio que tú para así al llegar tener un vínculo casi familiar. Si no puedes hacer esto, hay que estar abierto desde el minuto uno a todo lo que llega, a conocer gente, a ir a lugares, a explorar. Viaja, aprovecha que estás en otro país para conocerlo.

Milán me ha encantado. Tiene pocas cosas “turísticas” (concentrado en el Duomo y las Galerías), pero con muchísima vida sobretodo alrededor de los canales que es lo mejor de la ciudad. Mucho movimiento, gente, bares y mucha energía. He tenido la oportunidad de conocer Milán en su esplendor y también como se eclipsaba con la llegada del coronavirus. La última semana allí en la que tendría que haber hecho mis exámenes y disfrutar de los últimos días fue un poco distinta a lo que me imaginaba, se cancelaron las clases, cerraron las tiendas, bares, clubes, lo que me hizo tener un deja-vú cuando llegué a Madrid.

Erasmus es un momento para llenarte de experiencia, ya sea del lugar, de la gente, de descubrir el funcionamiento del mundo, de lo bueno y de lo no tanto, y coger esto, y aprender de ello, aprender de ello y que forme parte de ti.
