Nabila de Gráfica Impresa cuenta su experiencia de movilidad Erasmus en Estambul
Mi Erasmus ha sido lo mejor que me podía haber pasado como experiencia. Mi vida ha dado un cambio de 180 grados, jamás pensé en quedarme a vivir en Estambul.
Creo que tenemos una idea bastante distorsionada de Turquía por lo que vemos en las noticias. Estambul es una ciudad como cualquier otra, sin nada que envidiar a Madrid y con todas las comodidades del mundo. El país ha conseguido adaptarse con las nuevas generaciones convirtiéndose en uno de los países más atractivos para visitar.
En la universidad de ISIK me han tratado genial, los alumnos muy serviciales y los profesores me han asesorado en cada momento, aunque fuese la única estudiante extranjera en la clase. Esta universidad tiene dos sedes, una en un pueblecito llamado Sile, situado en el lado asiático de Estambul, y la otra en la parte europea en Maslak. Mi departamento estaba en el lado europeo por lo que me tuve que mudar de los dormitorios del campus de Sile y pasar a vivir en el centro compartiendo casa con tres estudiantes turcas y un gato; nos convertimos en una familia.
Conocí a un grupo de amigos de distintos países como Lituania, Holanda, México, Italia, Francia… con los que pasé unos meses maravillosos compartiendo experiencias, viajando y estudiando juntos, todo entre risas por nuestros disparatados acentos. Había gente de intercambios internacionales de todas las partes del mundo, desde palestinos, sirios, tailandeses, indios, egipcios, sudafricanos, etc. Jamás estuve expuesta a tanta diversidad de gente, hablar con todos, dejar las diferencias culturales y conectar como estudiantes con un mismo objetivo: un futuro mejor.
Realicé varios viajes para descubrir las diferencias que hay entre las ciudades. Estambul es muy turística y era consciente de que no todo el país era igual. Allá donde vayas, te tratarán con una hospitalidad enorme.
Estuve en una ciudad llamada Hatay, a 200 km de Alepo, Siria. No eres consciente de la situación hasta que estás muy cerca, donde me situaba, estaba a salvo, con todos los derechos y comodidades del mundo; al otro lado, un país destrozado por la guerra. Mi empatía ha aumentado drásticamente al estar en contacto con la gente que ha sobrevivido a la guerra, contándome las atrocidades a las que estuvieron expuestos, las pérdidas familiares, las separaciones…, gente con sus casas, sus coches, sus universidades, y de un día para otro, tienen que dejar todo y huir hacia donde sea para salvar la vida y volver a empezar de cero. Me ofrecí como voluntaria a ayudar en una escuela a niños sirios y palestinos, ayudándoles con los deberes de inglés o jugando y llevándoles de excursión.
Profesionalmente, aprendí muchísimas cosas nuevas en el ámbito del diseño gráfico, y actualmente estoy trabajando en colaboración con la empresa AKG en Estambul; la empresa que se encarga de los museos del país, mis ilustraciones se venderán en seis museos diferentes y en una ciudad entera, uno de los cuales es el palacio de Topkapi. Un sueño hecho realidad.
Volveré a Estambul para seguir trabajando, y construirme una vida allí. Animo a todo el mundo que se lo pueda permitir, aunque sean unos meses de movilidad Erasmus en cualquier país. Te hace crecer como persona.