La historia de la Escuela de Artediez

Los años del desarrollo económico

La década de los sesenta habría de suponer una transformación radical en la estructura económica y social del país que tendría consecuencias innegables en la educación. Cabe señalar que los cambios en el sistema educativo llegaron quizá demasiado tarde y que cuando la Ley de Educación fue promulgada en 1970, las transformaciones sociales son de una importancia que no pueden ser resueltas con esta reforma legislativa.

En el terreno de la organización docente, a principios de la década, el Decreto 2127.1963 estableció para estas enseñanzas cuatro secciones. La sección de “Decoración y Arte Publicitario•, con las Especialidades de Decoración, Escaparatismo, Figurines, Dibujo Publicitario e Ilustración Artística. La sección de “Diseño, Delineación y Trazado Artístico”, con las Especialidades de Diseño Industrial y Trazado y Delineación Artística. La sección de “Artes Aplicadas al Libro” con las Especialidades de Encuadernación, Grabado, Litografía y Restauración y, finalmente, la sección de Talleres de “Artes Aplicadas” con las Especialidades de Ebanistería, Carpintería, Talla en Madera o Piedra, Cerrajería, Orfebrería, Esmaltes, Cincelado en Metal, Forja Artística, Repujado en Cuero, Dorado y Policromía, Vaciado y Moldeado, Muñequería, Corte y Confección, Bordados y Encajes, Tapices y Alfombras, Fotografía Artística y la de Fotograbado.

Debido, de un lado, a la gran duración del plan de estudios de 1963 que establecía cinco años de formación más el examen de Reválida, y de otro a la mejor preparación o titulación de los alumnos que accedían a estos estudios, son las propias escuelas en las que se impartían estas enseñanzas las que inician procesos de transformación y actualización de las mismas, para adaptarlas a las demandas sociales, al panorama cultural existente y al progreso científico y técnico.

En 1963 el Ministerio de Educación decide que el edificio que albergaba a la Escuela de arte número diez, incapaz de responder a las necesidades de espacio y equipamientos que su alumnado precisaba, debía ser demolido para construir en su solar uno de nuevo planta y concepción moderna. Las nuevas profesiones que regulaba el plan de estudios de ese mismo año, hacían necesaria una modernización de las instalaciones que no podía enfrentarse con una simple reforma del edificio existente.

Fue Luis de Sala, arquitecto muy influido por el Movimiento Moderno, quien fuera profesor y director de estas escuelas, quien proyecte este nuevo edifico. La nueva escuela será de más altura que el anterior, con el objetivo de albergar diversas especialidades en un mayor número de aulas y talleres mejor acondicionados e iluminados. El edificio llegaba hasta las cinco plantas y reducía los espacios interiores donde antes se ubicaba el patio para, de este modo, albergar un mayor número de espacios. Los talleres disponían de mayores dimensiones para facilitar la instalación de las necesarias infraestructuras, el número de aulas se multiplicaba por cinco y el edificio contaba con muchas mejoras poco habituales en los centros de enseñanza de su tiempo.
El proyecto era característico de las construcciones de su época. Sus formas nítidas y rotundas evidenciaban un planteamiento más sobrio pero no desprovisto de una cierta inclinación por las formas ornamentales. Una gran celosía habría de cubrir gran parte de la fachada oeste, si bien los ornamentos proyectados no fueron los que al final de aplicaron. Contaba con amplias superficies acristaladas que habrían de proporcionar una mejor iluminación a los talleres.

La posibilidad de que Madrid contase con un centro moderno para las especialidades que habían caracterizado a la sección, sería una realidad a partir de febrero de 1966, fecha en la que oficialmente se abrió al público el nuevo edificio.

Sin embargo, el final de la década de los sesenta y la transformación social que habría de traer consigo produjo en el ámbito educativo una serie de cambios que no afectaron de forma positiva al conjunto de las enseñanzas artísticas. En 1969 el ministro de educación, José Luis Villar Palasí, inicia el proceso de transformación del sistema educativo que quedaría plasmando en una nueva ley. La Ley General de Educación de 1970 ubicó a las enseñanzas artísticas en un esquema netamente jerarquizado, cuya culminación serían los estudios de Bellas Artes en el ámbito universitario, estableciendo el marco normativo para que las Escuelas Superiores de Bellas Artes pasaran una década después a ser Facultades de Bellas Artes, y para que en las Escuelas de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos pudieran desarrollarse a dos niveles, situando el superior en el rango de las Escuelas Universitarias y, consecuentemente, sus títulos obtienen la equivalencia plena a los títulos universitarios. Ello suponía su inclusión en un ámbito superior de autonomía.

Así pues, en relación con las enseñanzas artísticas, esta Ley, dado que reguló un mandato de integración muy indeterminado, no llegó a desarrollarse, quedando estas enseñanzas descolgadas prácticamente del resto del sistema educativo.

Como consecuencia de estos vacíos normativos y de la indecisión de la administración, las enseñanzas de artes aplicadas quedaron sin un marco adecuado en una época de tremendos cambios sociales como habría de ser el final del franquismo y los inicios de la transición.

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