En 1871, en pleno Sexenio Democrático, se creó la Escuela de Artes y Oficios de Madrid “destinada a vulgarizar la ciencia y sus importantes aplicaciones, formando la educación del artesano, maestro de taller, contramaestre de fábrica, maquinista y capataz, y propagando los conocimientos indispensables a la agricultura e industria de nuestro país”. En 1874, a las enseñanzas que se impartían en el primitivo edificio del Ministerio de Fomento, se añadieron las que se desarrollarían en cinco nuevas secciones “para enseñanzas gráficas y plásticas, establecidas, una en el mismo local del Ministerio, otra en el piso bajo de los Estudios de San Isidro, otra en el número 25 de la calle de Isabel la Católica, otra en el 80 de la calle Ancha de San Bernardo, y otra, en fin, en el número 11 de la calle del Turco”. Esta expansión en pequeños centros vino motivada también por la dificultad de contar con un gran edificio capaz de albergar a tantos alumnos en condiciones adecuadas.
En este entorno, las enseñanzas artísticas iniciaron una actividad caracterizada esencialmente por la escasez de recursos y los cambios normativos. Aunque desde 1886 la Escuela de Madrid fue organizada en nueve secciones “esta escuela, desparramada por las populares calles de Madrid, sueña con un edificio moderno que le ofrezca unas instalaciones funcionales en las que poder desarrollar cómodamente su labor educativa”. Hacia 1884 se había iniciado la construcción de un gran edificio junto al Jardín Botánico cuyas obras sufrieron paralizaciones y demoras, con el objeto de ubicar en él la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Del proyecto y de las obras de construcción se encargó el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco. Son estos años exponente del crecimiento de Madrid que ve aparecer muchos nuevos edificios en un trazado urbano más parecido al actual.
Pero finalmente se decidió alojar en el seno de este nuevo edificio el Ministerio de Fomento que varias décadas después, tras la construcción de los Nuevos Ministerios, dejaría su sitio al actual Ministerio de Agricultura. Con la obra aún sin terminar, aprovechando que en el solar ya existían los cimientos de la escuela que nunca llegó a construirse, y que a la postre condicionaría el desarrollo del edificio, se ocupó parte de los bajos con máquinas pertenecientes a una de las secciones de la Escuela que habían de ser trasladados finalmente a unos locales del Museo Arqueológico Nacional.