Vía Crucis es una visión personal, metafórica y poética en la que se muestra como dentro del núcleo familiar, en el que debería de existir una unión sólida, solo somos cuerpos que estamos juntos sin compartir nada entre nosotros posiblemente condicionado por la imposición social predeterminada de lo que se entiende por familia, sobre todo en los pueblos en los que tu vida no te pertenece solo a ti.
Dicha vida rural esta complementada por la tradición , los ideales sociales y la religión. La religión, pasa a ser un pilar clave sobre el que se edifica y se ha edificado la vida social en el pueblo, al igual que los visillos sirven como prensa rosa en la que se da tertulia y se debate sobre todos los aspectos de la vida diaria del pueblo.
La historia se desarrolla a través de distintos hilos conductores, entre lo que cabe destacar el niño como uno de los hilos conductores principales mediante el cual se representa el presente y el pasado. El presente, en el sentido de mostrar al personaje de mi hermano, pero también es un personaje en pasado, haciendo alegoría en bastantes momentos del libro a mi infancia y mí `yo´ de hace unos años.
Quería que el libro fuese una experiencia y que de alguna manera el espectador pueda empatizar con lo que esta viendo, según sus vivencias, pese a que para mi todo esta calculado y tenga mi propio significado. No quiero acotar las posibilidades del libro, dejando así libre interpretación al espectador.
La zona rural y el ámbito familiar son los protagonistas directos y a la vez indirectos durante toda la historia influyendo en los personajes hasta llevarles a su despersonalización.
«Es una reflexión de manera personal sobre mi propia vida y mis vivencias, a la vez que es un planteamiento en el que me auto-cuestiono si realmente todo esto merece la pena»
El formato del libro con páginas en blanco y tanto espacio entre las fotos o los personajes, está creado con la intención de representar esa idea de soledad y aislamiento. Son fotos y personajes que viven conjuntamente en un espacio (ese espacio en la «forma» sería el libro y en la realidad la «casa») y aun así están aislados por las dobles páginas y por páginas en blanco que separan a unos personajes de otros.
A partir de aquí, el libro se complementa del ritmo de la fotos con los silencios de las páginas en blanco intercalados entre sí, para mostrar ese distanciamiento en personajes relativamente cercanos.
Las casas, las estructuras de edificios en la noche, las calles oscuras, los ventanales, el corsé que aprieta mis costillas y la sangre, son elementos muy significativos que ayudan a crear la atmósfera del libro a la vez de representar partes y acontecimientos que han marcado un antes y un después. De esta forma, este proyecto surge como una reflexión y a la vez un homenaje a la familia como imposición social, al mismo tiempo que es una oda a la independencia personal y al amor propio.
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