Las fotografías proyectadas las realizaron Javi, Sonia, Magdalena y Javier Pablo, personas que conocí durante mi voluntariado en una asociación dedicada a la salud mental. Fueron realizadas durante el confinamiento por el Covid-19 y cumplen el objetivo de documentar de primera mano la vida cotidiana de personas con enfermedad mental.
Estas imágenes buscan romper el imaginario colectivo asociado a este tipo de trastornos para así poner el foco de atención en la esperanza, en las capacidades de las personas que tienen enfermedad mental; y no solo en sus déficits y su dolor. Busco conectar al espectador con el lado humano, y no patológico, del individuo.
La instalación de la proyección se realiza en teatros y cines por simbolizar la condición de espectáculo con la que se ha percibido a las personas con trastornos mentales a lo largo de la Historia. Que no haya público en ellos representa la invisibilidad y la estigmatización que sufre este colectivo.
Lanzo una reflexión acerca de lo que consideramos cuerdo y lo que no, que, a su vez tiene un componente crítico que denuncia la falta de atención y recursos hacia la salud mental.
Para continuar este proyecto, me gustaría crear una red virtual donde las personas con enfermedad mental, a través de las distintas asociaciones que existen en España, puedan publicar fotografías de su cotidianidad con el fin de crear un apoyo colectivo entre ellos y de encajar en la “nueva normalidad post-covid” SU normalidad, que nunca debió ser estigmatizada.
