Cara de Nance, por Saveria Casaús Carchella

Cara de Nance fue una recopilación de memorias personales que unen la ilustración, la literatura y las vivencias de más de diez mujeres emprendedoras, compartiendo un denominador común: el espacio Do Design Madrid. 

El fruto de este trabajo fue una exposición, catálogos y papelería que gira en torno a la mujer, el hogar, el hilo, lo orgánico y la celebración.

El trabajo se compone de diecisiete textos proporcionados por las colaboradoras que sirvieron de base para crear las cuatro líneas de trabajo ilustrativo. Dentro del catálogo se pueden encontrar autores como Federico García Lorca, Boris Vian, Satsuki Shubiya, Le Corbusier y Victor Ramil entre otros. A partir de esto empezó la labor de investigación personal. El objetivo fue traducir mis recuerdos con cada una de estas mujeres a una imagen que fuese reconocible para ellas por una razón u otra. El proyecto, al ser una exposición en una galería, fue efímera. Duró solamente dos meses. El siguiente texto resume la línea de pensamiento que enfunda la exposición. Empezando por los recuerdos y memorias hasta llegar al momento dónde estas experiencias son convertidas en algo tangible y luego a obra gráfica. 

“Me interesa el concepto detrás de un recuerdo. Lo que les hace ser importantes para cada uno de nosotros y como nos afectan de diferentes formas. La percepción que tenemos de los sucesos cambia de un momento a otro, ya que las memorias son una creación continua que ocurre sólo en nuestra mente.

Curiosamente, estas memorias no se reconocen mientras ocurren, mas solamente en retrospección es que se convierten en algo de gran importancia; aunque sean incoherentes.

Las memorias son abstractas. Las memorias son intangibles. Algo incoherente como una memoria puede llegar a atormentarnos y a llenarnos de alegría, aun sin estar presente en el mundo físico, en el mundo de la materia.

Pero nosotros, los seres humanos, hemos encontrado una manera de liberar estos momentos y hacer que existan a través de objetos y los sentidos. Una fotografía, un olor, una carta, un lugar. Decenas de jarrones de cristal que una vez destapadas podrían revelar una parte de nosotros que ha estado separada en el tiempo. Estos objetos nos permiten relacionarnos con los seres que éramos y anhelar nuestra alma evolutiva.”

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