Albergue de Peregrinos de Bareyo, por Simón de Val González

El Albergue de Peregrinos de Bareyo, en Cantabria, es una espacio que invita a la reflexión, diseñado para potenciar la espiritualidad del peregrino del Camino Norte de Santiago, más allá de la religión o de las tendencias turísticas.   

Al igual que el peregrino a la hora de emprender el viaje se despoja de sus pertenencias, prejuicios y etiquetas, para llevar lo que es absolutamente necesario, se propone reflejar en el espacio interior  la misma sensación mediante la desaparición progresiva de los revestimientos decorativos, para mostrar la esencia de la edificación, el material bruto sin aditivos, surgiendo así un paralelismo entre la transformación del individuo y la transformación espacial.

Proyecto situado en la localidad cántabra de Bareyo, atravesada por el Camino Norte de Santiago, esta coyuntura hace idóneo el cambio de uso de dos antiguas naves de explotación ganadera , en albergue de peregrinos.

El objetivo principal del diseño está enfocado a crear un espacio que invite a la reflexión, potenciar la espiritualidad, que ayude a comunicar y a transmitir los valores del Camino de Santiago, mas allá de la religión y de las modas turísticas.

Como objetivo secundario del diseño se pretende crear un espacio diferente a la homogeneidad del resto de  alojamientos, debido a que los albergues tradicionales y seculares se han quedado obsoletos o no tienen en cuenta la nueva evolución de la sociedad y las nuevas percepciones de la espiritualidad, debido a que los albergues en su mayoría están condicionados o gestionados por organismos religiosos.

IDEA GENERADORA DEL PROYECTO: Las motivaciones del peregrino

– Según estudios y encuestas, la mayoría de los peregrinos realizan el Camino de Santiago por motivaciones NO religiosas.

– Una de las motivaciones principales es: el viaje espiritual hacia la búsqueda del interior de uno mismo. Ponerse a prueba y salir de la zona de confort, para experimentar lo esencial de la vida, lo absolutamente necesario, dejando atrás las etiquetas, despojarse de apariencias superfluas y prejuicios,  para mostrar la esencia de lo humano y sus valores como la empatía, la solidaridad y la amistad.

CONCEPTO DE DISEÑO

Al igual que el peregrino se despoja de sus pertenencias, prejuicios y etiquetas, experimentando una transformación, se propone reflejar en el espacio interior  la misma sensación mediante la desaparición progresiva de los revestimientos decorativos, para mostrar la esencia de la edificación, el material bruto sin aditivos.

Surgiendo así un paralelismo entre la transformación del individuo y la transformación espacial.

Para crear ese enlace entre los valores del Camino y el espacio, las paredes y  suelos se desprenden de su piel superflua, para mostrarse como realmente son, sin tapujos sin prejuicios, sin adornos.

El espacio muestra una instantánea del proceso de cambio, de que algo está ocurriendo en el interior, fuera de lo común en otros albergues del Camino.

El interior es cambiante, como así lo es el paisaje a través del  Camino y como la transformación que sufre el peregrino antes, durante y después de la ruta.

El hormigón se asocia a: lo no terminado; a lo pobre; a lo inacabado y a lo estructural. Así pues en contraposición se utiliza la madera, asociada a en rasgos generales a: lo noble; lo lujoso, como revestimiento que va desapareciendo, dejando ver las entrañas del edificio, metáfora de dejar ver las entrañas la profundo la esencia del ser humano.