La historia de la Escuela de Artediez

Los años de la posguerra

La guerra retrasó impidió cualquier posible evolución de las escuelas hacia una modernización de sus edificios y sus métodos de enseñanza. Durante las siguientes décadas verían como el olvido habría de dejarlas al margen de los trascendentales cambios sociales que habrían de producirse en la segunda mitad del siglo.

A pesar de todo, durante la posguerra prosiguieron las actividades docentes y aumentó el número de alumnos. Las memorias y exposiciones anuales muestran una intensa actividad de alumnos y profesores, si bien señalan una tendencia al desarrollo de estilos y formas tradicionales poco abiertos a las corrientes europeas de su tiempo. El aislamiento que sufrió el país durante las primeras décadas del franquismo agudizó esta tendencia que ya se apuntaba antes de la guerra.

El franquismo quiso imponer en sus inicios un sistema económico cerrado, de carácter autárquico, que llevaría al país al mayor aislamiento de los últimos siglos y a una importante crisis económica. No debe olvidarse que hasta los años cincuenta, España no recuperó los niveles de vida de 1931. Fue al final de esta década cuando el plan de estabilización económica de 1959 produjo un cambio de rumbo en la economía y la vida social que habría de afectar necesariamente a todo el sistema educativo.

Ante la creciente industrialización, el entonces Ministerio de Educación Nacional promulgó en 1963 el Decreto 2127, de 24 de julio, sobre reglamentación de las escuelas de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos que creaba nuevas especialidades. Aparecen así como tales independientes, los estudios de “Decoración”, el “Arte Publicitario”, el “Diseño”, la “Delineación y el Trazado Artístico”, las “Artes Aplicadas al Libro” y los “Talleres de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos”; normativa que posteriormente quedaría definitivamente desarrollada con la Orden ministerial de 27 de diciembre de 1963. Ello viene a significar el intento de superar la orientación tradicionalista que envolvía este sector, para ocupar el lugar que en ese momento se demandaba: la formación de hombres y mujeres no solo capaces de ejecutar, sino también de concebir, diseñar e impulsar el desarrollo artístico en los nuevos ámbitos profesionales.

Los alumnos que acudían entonces a las escuelas de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos eran todavía trabajadores artesanos que intentaban perfeccionar su oficio, que compatibilizaban la asistencia nocturna con su trabajo durante el día, pero también un grupo cada vez mayor que asistía durante el día y aspiraba a una formación artística cada vez más completa y especializada. Este segundo grupo fue incrementándose hasta constituir el grueso de estas enseñanzas, en las que se podían diferenciar tres tipos de matrícula: los cursos regulares de la enseñanza oficial, la enseñanza libre para alumnos que solo se presentan a examen en junio y en septiembre y los cursos monográficos que tan populares llegarían a ser.

La creación de la Escuela | Los años del desarrollo económico